Una decisión clave a la hora de comprar un nuevo ordenador es comprender qué tipo de uso se quiere darle, pues las necesidades de uso de un usuario promedio pueden variar notablemente respecto a las exigencias de un entorno profesional. Así, es importante repasar las diferencias que uno encontrará en lo que habitualmente se considera como PC particular o de empresa.
Comenzando por lo más lógico, un ordenador para entornos empresariales suele tener un costo superior que puede duplicarse o hasta triplicarse del precio de un PC convencional que verás en cualquier tienda, pero muchas veces no está claro cuál es la razón de esa brecha en los costos finales, o más importante, ¿realmente es necesario gastar tanto dinero por un PC?
Cambios entre un PC particular y de empresa
Así como a nivel de conectividad es clave gozar con una fibra dedicada empresas en lugar de un acceso a internet personal para maximizar la eficiencia laboral, cuando se trata de hardware es importante tener un extra de potencia que te asegure una eficiencia ante el uso de software profesional así como responder ante futuras necesidades.
Y es que la idea es que un PC de empresa tenga una vida útil extensa que permita recuperar la inversión inicial, de forma tal que se termina incluyendo modelos de procesador, RAM y almacenamiento SSD de última generación, además de mejores sistemas de refrigeración o mayor calidad en los materiales de su placa madre. Incluso, su diseño debe permitir un fácil acceso a la actualización de su hardware para que no sea necesario tener que reemplazar todo el ordenador a futuro.
Justamente la concepción de los PC particular intenta llamar la atención estética de las personas, por lo que normalmente las soluciones de empresa dejan todo esto de lado y no lucen tan bien a primera vista. El resultado final remarca una mayor robustez que le permite proteger sus componentes internos, incluso con materiales externos más resistentes o hasta certificación de tipo militar en su exterior que lo proteja de golpes o maltratos a lo largo de varios años.
Aunque para el usuario diario probablemente no encuentres diferencias, los PC para trabajo suelen llegar con sistema operativo Windows 11 profesional en lugar de la versión Home, lo que suma varias funciones exclusivas para tareas de administración. También suele haber características de seguridad adicionales para evitar el acceso a información privada y sensible, desde capacidades de cifrado de disco desde el arranque hasta administración remota del equipo.
Finalmente, cuando te hagas con un ordenador típico te será muy difícil encontrar una garantía que supere un periodo de garantía de un año, mientras que en los productos empresariales suele incluirse una opción de garantía extendida que alcanza varios años con mayor disponibilidad para reemplazo de piezas.
En conclusión, aunque a veces decantarse por un equipo empresarial pueda parecer un gasto demasiado elevado, a final de cuentas debes considerar que no necesitarás renovar tan a menudo tu ordenador como te sucedería con un modelo particular, todo al mismo tiempo que te asegurarás que las tareas laborales puedan cumplirse con la máxima eficiencia posible a nivel de hardware.